Por Pablo Féliz

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lunes, 13 de octubre de 2014

¿Qué es la prolactina?

La prolactina es una hormona producida por la hipófisis anterior, una glándula de pequeño tamaño, como un grano de uva, que se encuentra localizada en la base del cerebro, descansando sobre una estructura ósea del cráneo, conocida como “silla turca”.

La prolactina es una hormona normalmente presente en pequeñas cantidades en los hombres y las mujeres no embarazadas, ya que su principal acción es la de estimular la producción de leche tras el embarazo, durante toda la lactancia.

Los niveles de prolactina están normalmente elevados durante el embarazo y tras el parto. Durante el embarazo, la prolactina, los estrógenos y la progesterona estimulan el desarrollo de la glándula mamaria. Tras el parto, la prolactina ayuda a iniciar y mantener la producción de leche materna. Si la mujer no da de mamar a su hijo, los niveles de prolactina descienden rápidamente hasta los niveles previos al embarazo. Si la madre amamanta a su hijo, la succión del niño juega un importante papel en la liberación de prolactina. Existe un mecanismo de control entre las necesidades nutricionales del niño, la cantidad de prolactina secretada por la hipófisis y la cantidad de leche producida. Los niveles de prolactina continuarán siendo elevados mientras la madre amamante a su hijo, pero finalmente volverán a caer hasta los niveles anteriores al embarazo.
Causas y síntomas

Aparte del embarazo, la causa más común de unos elevados niveles de prolactina en la sangre, lo que se denomina hiperprolactinemia, es la presencia de un prolactinoma, un tumor productor de prolactina en la glándula hipófisis. Los prolactinomas son los tumores de la hipófisis más frecuentes y en general son benignos. Son más frecuentes en la mujer, pero también pueden aparecer en hombres. Los síntomas que producen, si los producen, están relacionados con el exceso de prolactina y por tanto, la producción de leche en la mujer no embarazada, lo que se denomina galactorrea.

Asimismo, el tamaño y la localización del tumor pueden producir otros síntomas. Por ejemplo, si el tamaño del prolactinoma es grande, puede producir presión sobre el nervio óptico, produciendo dolor de cabeza y alteraciones visuales, y puede interferir con la producción de otras hormonas por parte de la hipófisis. En las mujeres los prolactinomas pueden producir infertilidad e irregularidades con la menstruación, por ejemplo la falta total de la menstruación, lo que se denomina amenorrea. En los hombres, estos tumores pueden producir una pérdida gradual en la función y el deseo sexual. Sin tratamiento, los prolactinomas pueden llegar a lesionar los tejidos vecinos.

Medición de los niveles de prolactina


La medición de los niveles de prolactina en sangre se realiza por medio de una simple extracción de sangre de una vena del brazo, para su análisis.

La determinación de los niveles de prolactina se emplea, junto con otras pruebas para ayudar a:
  • Determinar la causa de una galactorrea
  •  Determinar la causa de dolor de cabeza y alteraciones visuales
  • Diagnosticar infertilidad y disfunción eréctil en el hombre
  • Diagnosticar infertilidad en la mujer
  • Diagnosticar prolactinomas
  • Evaluar la función de la hipófisis anterior, junto con otras hormonas
  • Monitorizar el tratamiento de los prolactinomas y detectar recurrencias

Se solicitan los niveles de prolactina en sangre cuando se sospecha la presencia de un prolactinoma por síntomas como: dolor de cabeza inexplicable, alteraciones visuales y/o galactorrea. También se solicitan, junto con otras hormonas, en el estudio de las causas de infertilidad o irregularidades menstruales en las mujeres. Y cuando un hombre tiene síntomas de disminución del deseo sexual, galactorrea o infertilidad, así como parámetro de seguimiento de un bajo nivel de testosterona.
Cuanto un paciente tiene un prolactinoma, los niveles de prolactina se emplean para monitorizar la progresión del tumor y su respuesta al tratamiento. También pueden solicitarse a determinados intervalos para monitorizar la recurrencia del tumor.

Los niveles de prolactina, junto con el de otros hormonas producidas por la hipófisis como la hormona del crecimiento, se solicitan cuando se sospecha un hipopituitarismo, es decir, una función reducida de la producción de hormonas por la hipófisis.

Los hombres y las mujeres no embarazadas tienen solo pequeñas cantidades de prolactina en la sangre. Sin embargo, los niveles de prolactina deben evaluarse en función de la hora del día en que se toma la muestra, ya que varían a lo largo de las 24 horas. El análisis suele realizarse un par de horas después de levantarse y tras media o una hora de reposo absoluto. Asimismo, los valores del resultado deben relacionarse con los valores de referencia del laboratorio, la edad y sexo del paciente y la técnica empleada para su determinación en el laboratorio.

¿Qué significado tienen los niveles de prolactina?

Además de durante el embarazo, tras el parto y durante la lactancia, se pueden encontrar unos elevados niveles de prolactina en sangre en las siguientes situaciones:
  • Anorexia nerviosa
  • Tratamiento con fármacos: estrógenos, antidepresivos tricíclicos, tranquilizantes, algunos antihipertensivos, algunos fármacos antirreflujogastroesofágico
  • Enfermedades del hipotálamo
  • Hipotiroidismo
  • Enfermedades renales
  • Estimulación crónica del pezón
  • Otras enfermedades y tumores de la hipófisis
  • Síndrome del ovario poliquístico
  • Prolactinomas

Unos niveles de prolactina por debajo de lo normal no suelen requerir tratamiento si bien pueden indicar un hipopituitarismo más generalizado, o pueden ser el resultado de la administración de ciertos fármacos, como la dopamina, la levodopa o los ergotamínicos.

Prolactinomas
Los prolactinomas con frecuencia son de pequeño tamaño y además de los niveles de prolactina suelen solicitarse pruebas de imágenes cerebrales, como la resonancia magnética, tanto para intentar localizar el tumor dentro de la glándula hipófisis, como para medir su tamaño en relación al tamaño de la hipófisis que con frecuencia es mayor de lo normal. Este aumento de tamaño de la hipófisis, normalmente la desplaza de su lugar normal, que es la silla turca, produciéndose entonces el llamado síndrome de la silla turca vacía.

En general, el tratamiento de los prolactinomas es con medicamentos, como la bromocriptina o la cabergolina, que actúan como la dopamina, un neurotransmisor cerebral. El tratamiento puede reducir los niveles de prolactina, aliviar los síntomas y restaurar la fertilidad, si bien la medicación debe tomarse durante un tratamiento de meses a años. En ocasiones es necesaria la cirugía si los prolactinomas son de gran tamaño y no responden al tratamiento. En algunos casos, a pesar de la medicación y la cirugía, los prolactinomas vuelven a aparecer y se requiere u nuevo tratamiento.